Ex Director de Investigaciones de la Policía Bonaerense, Etchecolatz fue condenado a prisión perpetua en el caso en el que declaró López y en los juicios que le siguieron, como el del Circuito Camps. Allí dijo que se intenta "demostrar participaciones en hechos de los que cuales yo no he participado como el politizado caso López. Las organizaciones de pseudo-derechos humanos se permiten que la opinión pública considere esa versión deformada con relación a la desaparición de un testigo aleccionado". Pese a la sintaxis confusa y al intento de exculparse, muchos de los investigados en la causa López tiene relación con Etchecolatz. Se podrían dividir en tres grupos: los que forman parte de su entorno personal, los policías que integraron la red de centros clandestinos conocida como Circuito Camps, mencionados por López en su testimonio judicial, y los ex penitenciarios con los que Etchecolatz también tenía relación. En su celda en Marcos Paz se secuestraron una agenda y escritos donde mencionaba a López. También había referencias al testigo en los papeles hallados en la celda del chofer de Etchecolatz, Hugo Guallama. Etchecolatz sigue preso en una cárcel común.
Es la esposa de Etchecolatz. Se comunicó con varios de los involucrados en la trama el 18 de septiembre de 2006, día de la desaparición de Jorge Julio López. Con su teléfono o el de su madre -Marciana Lescano- o vía mail. Estuvo en contacto con un ex infante de Marina cuyo currículum estaba en la celda de Etchecolatz. También habló con un ex médico policial llamado Carlos Falcone, que visitaba al represor en la cárcel y que luego fue acusado por un testigo de identidad reservada de haber participado en el secuestro de López. También habló con el hijo de un penitenciario detenido en Marcos Paz que apareció en el centro de otra de las pistas. Y conversó ese día con Karina Mujica, la entonces titular de la Asociación Memoria Completa. Carballo está libre.
Abogado defensor de Etchecolatz junto con Adolfo Casabal Elía. Sostuvo que el represor "cumplió órdenes y actuó en una situación jurídica de guerra". Sobre López, dijo que "directamente confesó haber pertenecido o ser simpatizante de Montoneros. Y si fue inocente o hubo un error en haberlo detenido, se tiene que entender por las circunstancias que vivía el país. Había presunciones graves, concluyentes y concordantes". Curiosamente, el abogado pidió postergar 48 horas el final del juicio, cuando las partes y el tribunal debatían cómo seguir ante la desaparición de López. En función de las múltiples vinculaciones con otros sospechosos, los abogados querellantes pidieron investigar a Boffi Carri Pérez en la causa López. La petición fue denegada por el juez Arnaldo Corazza. Boffi Carri Pérez está libre.
Como miembro de la policía bonaerense, trabajó durante la dictadura en la oficina de Interpol, que dependía de Etchecolatz. Pese a haber negado públicamente conocer al represor, ella le confesó a un allegado que "era un tipo nefasto y jodido. Trabajé con él y eso me hizo desestabilizar emocionalmente". Gopar proviene de Pehuajó, donde conocía a la familia de Carlos Falcone. La mujer seguía en actividad cuando López fue desaparecido, pero la pasaron a retiro cuando comenzó a ser investigada. Sus teléfonos (el laboral y el de su casa) aparecían en la agenda que Etchecolatz tenía en Marcos Paz. El último testigo que vio a López con vida la mañana en que desapareció lo ubicó parado frente a la puerta de la casa de Susana Gopar. El juez Arnaldo Corazza negó los pedidos de los abogados querellantes Aníbal Hnatiuk y Guadalupe Godoy para allanar su domicilio. Gopar está libre.
Ex médico policial, trabajaba en Pehuajó cuando Etchecolatz fue comisario allí en 1975. Según una fuente que no forma parte de la causa judicial, en Pehuajó también conoció a Susana Gopar, a través de vínculos familiares (el padre de ella era empleado del padre de Falcone). Etchecolatz y Falcone siguieron su relación cuando ambos se mudaron a Mar del Plata. Falcone era, entre otras cosas, el chofer de la esposa de Etchecolatz, Graciela Carballo. Un familiar de Falcone declaró como testigo de identidad reservada y contó que Falcone tenía un auto en el que habría sido trasladado Jorge Julio López cuando lo secuestraron. El vehículo fue hallado desmantelado dos años y medio después de la desaparición y, aunque se encontraron algunas gotas de sangre, las pruebas científicas no fueron concluyentes. Falcone estaba en la agenda de Etchecolatz, tenía contacto con la hija de Raúl Chicano y con la mujer de B. También se comunicaba con teléfonos que habría usado Julio César Garachico. Parecía ser el punto de confluencia de todas las pistas, pero cuando lo citaron a indagatoria, sólo le preguntaron por el auto -que era robado- y no por el secuestro de López. Falcone sigue libre.
Ex infante de Marina, su currículum fue hallado en la celda de Etchecolatz durante el allanamiento al pabellón de los represores en Marcos Paz. El día de la desaparición de López, Boynak le envió un correo electrónico a la esposa de Etchecolatz en el que cuestionaba a López y afirmaba que mentía en su testimonio. Ese mismo texto circuló en páginas web afines a los represores. Boynak sigue libre.
El hijo de Etchecolatz fue investigado en el marco de una de las pistas truncas del caso López. Un ex policía bonaerense declaró como testigo de identidad reservada que López había muerto por accidente, que el grupo que lo secuestró tenía que intimidarlo, pero no matarlo, y que su cuerpo había sido arrojado al arroyo El Pescado, en la localidad de Ignacio Correas. Los rastrillajes del arroyo no dieron con ningún cuerpo. Como parte de su versión, el testigo entregó una carta de una prostituta que habría tenido relación con los secuestradores, donde mencionaba a un "Juan Manuel". Se investigó al hijo del represor, que vivía en Chañar Ladeado, Santa Fe, pero no aparecieron vínculos con ninguna de las líneas de la causa.
Es un policía bonaerense retirado, que figuraba en la lista de visitantes de Etchecolatz en Marcos Paz. Según un artículo de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), se proclamaba "amigo y subordinado de Etchecolatz". De civil, los agentes de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) se acercaron a su casa con la excusa de entregarle una carta certificada. Los recibió su esposa, que les dijo que estaba "trabajando en una tarea muy específica, de la que no quiere brindar ningún tipo de información". Roverano sigue libre.
Cuando desapareció López, era la titular de la Asociación Memoria Completa, una de las ONG aliadas a los represores. Actriz y bailaora, se le atribuyó un romance con Alfredo Astiz y fue la cara visible de la agrupación hasta que una cámara oculta relevó su presunto ejercicio de la prostitución en un burdel VIP de Mar del Plata.
López lo identificó entre "el grupo de los picaneadores" en el centro clandestino de detención conocido como Pozo de Arana. Cuando desapareció López, Garachico vivía en Puerto Madryn y era el gerente del casino Punto y Banca. Tenía un buen pasar económico, dos autos y una escopeta registrada a su nombre. Un día antes de que un diario local revelara que López lo había mencionado, Garachico dejó todo y se fue de Madryn. Los abogados querellantes del caso López lo localizaron tiempo más tarde en Mar del Plata, pero nunca se lo investigó a fondo. En 2012, fue detenido por los asesinatos de Luis Sixto Bearzi y Marcelo Bettini en 1976. Está preso y a la espera del juicio oral.
Figuraba en la agenda de Etchecolatz y había formado parte del mismo grupo de tareas que Garachico. Rotella trabajaba en una remisería en Los Hornos. Su patrón declaró en la causa y dijo que era solitario, pero tenía relaciones con los policías de la comisaría de la zona. La remisería se llamaba Ruta 66 y quedaba a siete cuadras de la casa de López. Fue detenido en 2012, pero no por la causa López.
Otro de los identificados por López. Vivía en Los Hornos, el mismo barrio que el testigo desaparecido. Habitaba una casa muy precaria y había trabajado en los noventa como detective privado. Luego de la desaparición de López decía que "ya no se ocupaba de esas cosas". Actualmente, Medina está detenido por su participación en el terrorismo de Estado.
Junto a su tío Luis Vicente Patrault, fue mencionado por López como uno de los represores que vio en su paso por los centros clandestinos de detención. En el momento en que López desapareció, vivía en Berisso y trabajaba como chofer en La Plata. El juez Manuel Blanco -el mismo que tenía a su cargo investigar la desaparición de López- le dictó falta de mérito en un fallo en que responsabilizó a López por la falta de pruebas y porque "debería haber comunicado a los organismos correspondientes los aberrantes sucesos mucho tiempo antes". Gracias a Blanco, Herrera continúa en libertad.
Entre sus dos declaraciones durante la instrucción en 2005 y el testimonio del juicio oral de 2006, Jorge Julio López nombró a más de una treintena de policías y militares que vio en los distintos centros clandestinos donde estuvo secuestrado. Varios de ellos vivían o viven en Los Hornos, el barrio de López: Carlos Ramón "Manopla" Gómez, Gregorio Medina, Raúl Muñoz, José Alfredo Orellana; pegado a Los Hornos, en el barrio San Carlos, tenía o tiene su dirección Carlos Alberto Basualdo. A varios de los nombrados por López no se los investigó jamás.
Es un ex jefe de inteligencia del Servicio Penitenciario bonaerense. Al igual que en el libro Los días sin López, su nombre se reserva porque se trata de una pista activa en la causa. B. fue mencionado por una denuncia telefónica anónima que lo sindicaba como el asesino de López. La pista lo vinculaba a los penitenciarios detenidos en Marcos Paz, entre los que estaba el padre de X. Se decía que el padre de X. junto con el ex jefe de la cárcel de La Plata, Abel Dupuy, y otros represores habían festejado la desaparición de López. Al principio era una denuncia más, pero en el expediente judicial se pudo comprobar que B. tenía comunicación con estos penitenciarios detenidos en Marcos Paz, con el teléfono a nombre de la suegra de Etchecolatz, Marciana Lescano, con el abogado de Etchecolatz, Luis Boffi Carri Pérez, pero también con Elbio Cosso, otro penitenciario que vivía en Los Hornos. Además, tenía vinculaciones con otros dos ex policías bonaerenses investigados previamente en la causa, Aldo Conter y Julio Sáenz Saralegui. B. hablaba con los penitenciarios presos por delitos de lesa humanidad y se quejaba del avance de los juicios. En la semana de la desaparición de López, se comunicó con el represor Carlos "Indio" Castillo. B. continúa en libertad.
Cosso apareció vinculado a uno de los investigados en la causa, Rubén Darío Durso. Tenía llamadas en común con él, aunque luego los investigadores pudieron averiguar que en realidad Durso hablaba con el hijo de Cosso. Por otra parte, Cosso tenía conversaciones con su hijo en las que les decía cosas como "O enterramos más o levantamos la perdiz". Cosso tenía llamadas en común con dos ex policías que López mencionó en su declaración y también con el ex policía Raúl Chicano -que aparece en una foto mirando a López en un acto de un organismo de derechos humanos- y el ex policía Aldo Conter. También hablaba con B., un ex jefe de Inteligencia del Servicio Penitenciario bonaerense investigado en la causa López. En 2010, Cosso fue condenado a 25 años de prisión por haber sido hallado culpable de 46 casos de tortura en la cárcel de La Plata. Está preso.
Es uno de los represores que estaba preso en Marcos Paz, en su caso por delitos cometidos en la cárcel de La Plata al igual que el ex director de esa prisión Abel Dupuy. López había sido preso político en esa cárcel entre 1977 y 1979, por lo que también podía declarar como testigo en el juicio a estos represores, que finalmente fueron condenados en 2010. En una denuncia de un testigo de identidad reservada se lo menciona como uno de los que festejó que "lo de López les salió redondo". Su hijo, a quien se llamará X. para preservar la pista, tenía relación con la familia de Etchecolatz. El padre de X. continúa preso.
Es el hijo de uno de los represores que estaba preso en Marcos Paz y que aparece mencionado en una pista que tiene como protagonista a un ex jefe de Inteligencia del Servicio Penitenciario bonaerense. Su nombre se preserva para no entorpecer la investigación. El día de la desaparición de López, X. se comunicó con la mujer de Etchecolatz, Graciela Carballo. Está libre.
Fue el jefe de la Concentración Nacional Universitaria (CNU) en La Plata y fue parte de la banda de Aníbal Gordon que se unió a la Triple A. Durante la dictadura integró grupos de tareas (fue visto en el Pozo de Banfield). En 1984, lo detuvieron por intentar secuestrar a un empresario industrial, también se lo vinculó a los carapintadas. Fue detenido en 2011, luego de permanecer prófugo, con documentación falsa. Pero en 2006, cuando desapareció López, estaba libre. En la semana de la desaparición del testigo se comunicó con un ex jefe de Inteligencia del Servicio Penitenciario bonaerense al que se investiga por la desaparición de López. Castillo está en prisión.
Ex policía bonaerense, perteneció a la fuerza entre 1954 y 1980. Durante la dictadura, trabajó en la secretaría privada de Ramón Camps, militar a cargo de la Policía Federal Argentina, que dio nombre al circuito de centros clandestinos de detención de La Plata. En un acto de la abuela de Plaza de Mayo Chicha Mariani al que asistió López, se lo ve a Chicano entre el público: en vez de mirar al orador, mira a López. Varias fotos registraron eso y fueron aportadas a la Justicia. En una declaración como testigo en el Juicio por la Verdad, cuando le preguntaron qué hacía en ese acto, Chicano dijo que pasaba por casualidad. Tuvo comunicaciones previas a esta declaración con el jefe de los Sin Gorra, Edgardo Mastrandrea, que aparece en la agenda de Etchecolatz. Un testigo de identidad reservada aportado por la Bonaerense lo vinculó a un grupo de carapintadas, pero luego no se encontraron conexiones entre Chicano y ese grupo, al que se investigó en la causa López. Chicano está libre.
Ex comisario, lideró el movimiento conocido como "Los Sin Gorra", integrado por policías exonerados durante las purgas dispuestas por León Arslanian como ministro de Seguridad. Fue asesor en seguridad de diversos sectores políticos. Además de figurar en la agenda y en las anotaciones que Etchecolatz tenía en su celda, en la causa quedó probado su vínculo con el ex policía Raúl Chicano, que aparecía mirando a López en un acto de un organismo de derechos humanos, un mes antes de la desaparición del testigo. En 2010, Mastrandrea fue detenido por su presunta participación en delitos de lesa humanidad en Junín.
Teniente coronel retirado. Un testigo de identidad reservada que aportó la Bonaerense lo menciona como uno de los participantes de una reunión a la que asistió Raúl Chicano -el ex policía que aparecía observando a López en un acto de un organismo de derechos humanos- y en la que se proponía organizar un golpe de Estado. Palavezzatti sostuvo que tenía "grupos de combate en todo el país". Aunque no se probó su conexión con Chicano, le allanaron la casa a Palavezzatti y secuestraron una escopeta y una pistola. Finalmente, Palavezzatti fue detenido por su presunta participación en el centro clandestino de detención La Cacha.
Ex carapintada y dirigente del MODIN. Lo investigaron a raíz de las comunicaciones que tenía con Palavezzatti, donde siempre hablaban en clave. "Decile que me llame urgente, pero que sea de un teléfono público", decía uno de ellos. "Avisale que te llamó el animal de agua", contestaba el otro. Cuando allanaron las viviendas de los ex militares y ex policías a los que investigaba la Bonaerense, se presentó un abogado del partido que se quejó por la "persecución política".
Un testigo de identidad reservada que aportó la Bonaerense lo menciona como uno de los participantes de una reunión a la que asistió Raúl Chicano -el ex policía que aparecía observando a López en un acto de un organismo de derechos humanos- y en la que se proponía organizar un golpe de Estado. Cuando allanaron su casa, encontraron un cuadro con un águila con las alas abiertas y una svástica. Le secuestraron cinco pistolas y dos escopetas, además de dos volantes donde se ofrecía una recompensa por información sobre el paradero de López. Está libre.
Ex policía bonaerense, trabajaba en una agencia de seguridad privada. Un testigo de identidad reservada que aportó la Bonaerense lo menciona como uno de los participantes de una reunión a la que asistió Raúl Chicano -el ex policía que aparecía observando a López en un acto de un organismo de derechos humanos- y en la que se proponía organizar un golpe de Estado. Era el hermano de Julio Sáenz Saralegui, un comisario que fue pasado a retiro por su actuación en la represión de estudiantes de La Plata en 1996. Eduardo Sáenz Saralegui militaba en el Partido Popular de la Reconstrucción (PPR), que integran ex carapintadas. Cuando allanaron su casa, le secuestraron un verdadero arsenal: dos escopetas, dos pistolas y munición para otras armas que no encontraron. Está libre.
Dirigente del Partido Popular de la Reconstrucción (PPR). Tenía una relación estrecha con Eduardo Sáenz Saralegui, investigado en el caso López, y con Carlos Falcone, uno de los allegados de Etchecolatz. A Mastori no se lo investigó en el caso López, pero muestra una conexión entre dos líneas investigadas. Mastori falleció en 2012.
Al comienzo del caso López, la Bonaerense sostuvo que un perro había dado con el rastro de López en la casa de un delegado municipal de Atalaya, Rubén Darío Durso. Luego se supo que basaron la pista en algo que dijo un vecino de Atalaya con tendencia al alcoholismo y Durso señaló que, horas antes de registrar su casa, los policías entraron a tomar mate con él y uno de ellos llevaba una zapatilla de López. Los policías lo negaron. La reconstrucción del procedimiento en la causa dejó en claro que era una pista armada. Durso falleció este año.
Amigo confeso de Etchecolatz, junto a su mellizo Marcelo Gristelli integran la Agrupación Custodia, que se ocupó -entre otras cosas- de irrumpir en la muestra de León Ferrari en 2004 y causar destrozos. Virginia Ollivier, esposa de Jorge Gristelli, tenía una agrupación llamada Jóvenes por la Verdad, vinculada al grupo neonazi Partido Nuevo Orden Social Patriótico (PNOSP). Un llamado anónimo cuatro días después de la desaparición de López sindicaba a los mellizos como los autores del secuestro. Inspeccionaron la librería que tienen, pero no encontraron nada.
Un periodista de la agencia de noticias alemana DPA publicó un cable poco después de la desaparición de López: afirmaba que lo habían secuestrado para intentar obligarlo a que se desdijera de su testimonio y que lo habían asesinado ese mismo día. Si bien no quiso revelar sus fuentes, su abogado proveyó información que dirigió la investigación a la agencia de seguridad Broders, cuyos dueños eran Roberto Giusti y el ex jefe de la Bonaerense Alberto Sobrado, quien había sido destituido porque le descubrieron una cuenta en las Bahamas (en 2013, Sobrado fue absuelto por falta de evidencias y porque parte de los cargos prescribieron). Giusti, que se retiró de la Bonaerense dos días después de la desaparición de López, tenía contacto con el abogado de Etchecolatz. Luego se supo que quienes hablaban eran la mujer de Giusti, que es homeópata, con la mujer del abogado. La agencia nunca se allanó y la pista languideció en la causa.
Un testigo declaró en la causa que su hermana, que vivía en Perú, por las noches se convertía en pájaro y sobrevolaba la provincia de Buenos Aires. En uno de sus vuelos, lo había visto a López. En la misma causa en la que se negaron allanamientos a algunos de los principales sospechosos, la Bonaerense fue a hacer un rastrillaje de los terrenos que mencionaba este testigo. Un hombre apareció con un billete de 50 pesos donde tenía escrito cómo encontrar a López. Otro dijo que se lo cruzó en un colectivo y López lo felicitó y le dijo que se ganaba la recompensa, incluso hubo una persona que afirmó que lo vio a López en la Antártida. Los policías bonaerenses también siguieron pistas de videntes y pendulistas que ocuparon cientos de fojas mientras la Bonaerense estuvo a cargo de la causa -el primer año y medio- y distrajeron recursos de la investigación de los represores y de las líneas más serias. La Bonaerense fue finalmente apartada de la causa por "negligencia manifiesta". Nunca se investigó como presuntos encubridores a los policías que intervinieron. Entre ellos, condujo la investigación el actual jefe de la Bonaerense, Hugo Matzkin.