Es un ex jefe de inteligencia del Servicio Penitenciario bonaerense. Al igual que en el libro Los días sin López, su nombre se reserva porque se trata de una pista activa en la causa. B. fue mencionado por una denuncia telefónica anónima que lo sindicaba como el asesino de López. La pista lo vinculaba a los penitenciarios detenidos en Marcos Paz, entre los que estaba el padre de X. Se decía que el padre de X. junto con el ex jefe de la cárcel de La Plata, Abel Dupuy, y otros represores habían festejado la desaparición de López. Al principio era una denuncia más, pero en el expediente judicial se pudo comprobar que B. tenía comunicación con estos penitenciarios detenidos en Marcos Paz, con el teléfono a nombre de la suegra de Etchecolatz, Marciana Lescano, con el abogado de Etchecolatz, Luis Boffi Carri Pérez, pero también con Elbio Cosso, otro penitenciario que vivía en Los Hornos. Además, tenía vinculaciones con otros dos ex policías bonaerenses investigados previamente en la causa, Aldo Conter y Julio Sáenz Saralegui. B. hablaba con los penitenciarios presos por delitos de lesa humanidad y se quejaba del avance de los juicios. En la semana de la desaparición de López, se comunicó con el represor Carlos "Indio" Castillo. B. continúa en libertad.